Con el paso de los años, los niños y adolescentes se han adueñado del control remoto y las empresas televisivas así lo han entendido. Ejemplo de ello son los canales infantiles que abundan en la TV por cable y los programas que hoy forman parte de la parrilla nacional. Pero no hablo de shows estilo Cachureos ni el desaparecido Profesor Rossa, hablo de historias, de miniseries, de pequeños actores que representan a miles de niños que quisieran vivir las aventuras que transcurren en pantalla. Y en este ámbito Mega lleva la delantera. Actualmente BKN vive su sexta temporada, y si bien ya perdió la ventaja de "ser lo nuevo" goza de un público fiel, que más allá del éxodo de algunos de sus personajes principales, sigue las vivencias de un grupo de amigos que sólo quieren cantar. Es cierto, las actuaciones y la escenografía no son las más destacadas, pero la capacidad de mantener a un niño atento a situaciones simples, que no conllevan "super patadas" ni "armas de otros planetas" es una gran hazaña. La simpleza y sencillez es el mayor mérito de la serie.
Karkú es la apuesta de TVN. También nos encontramos con un grupo de alumnos que vive atractivas situaciones, pero hecho a "mayor escala". Sin embargo en esto radica su mayor problema. Una postproducción que confunde, presentada en formato cine que hace más adulta un show básicamente infantil. Además la presencia de pequeñas actrices, como Raquelita, puede jugar en contra, ya que no logra encajar en un grupo que, al menos, se ve menor y más "piola" que ella. Lo positivo es la banda Six Pax que sale de la serie, emulando la mexicana Rebelde. Su segunda temporada ya está grabada y se espera que en el verano próximo sea exhibida por la señal estatal.
Finalmente Canal 13 y Amango. Un nombre extraño para un ambicioso proyecto, presentado incluso como la versión chilena de High School Musical. Jóvenes de entre 13 y 15 años que acuden a una especial academia de canto y baile, que al más estilo Rojo, y contra toda norma tradicional académica, "elimina" a quienes obtengan las calificaciones más bajas en sus exámenes. La idea puede parecer extraña, pero al mezclarla con un amor adolescente, puro y simple como el que todos tuvimos o quisimos tener en la niñez, la balanza se compensa. Es cosa de ver la serie acompañada de un niño. Su cara de "yo quiero ser el protagonista" refleja los sentimientos que provoca en sus seguidores. El problema, sin embargo, más que por los pequeños actores, pasa por la edición, que a veces cansa o que no permite llevar un ritmo más rápido. Pese a ello la serie atrae y así lo corroboran las miles de visitas, por desconocido que suene, que recibe el portal del show. Además las canciones y bailes fomentan el pronto lanzamiento de su disco.
En definitiva historias pequeñas para negocios grandes, pues no olvidemos que tras la inocencia y sencillez de estos programas se alzan los intereses de las grandes empresas. No obstante es grato ver que los niños se toman la TV y que ellos también merecen el horario prime. En la diversidad está el gusto y si no le agrada simplemente cambie de canal....
Karkú es la apuesta de TVN. También nos encontramos con un grupo de alumnos que vive atractivas situaciones, pero hecho a "mayor escala". Sin embargo en esto radica su mayor problema. Una postproducción que confunde, presentada en formato cine que hace más adulta un show básicamente infantil. Además la presencia de pequeñas actrices, como Raquelita, puede jugar en contra, ya que no logra encajar en un grupo que, al menos, se ve menor y más "piola" que ella. Lo positivo es la banda Six Pax que sale de la serie, emulando la mexicana Rebelde. Su segunda temporada ya está grabada y se espera que en el verano próximo sea exhibida por la señal estatal.
Finalmente Canal 13 y Amango. Un nombre extraño para un ambicioso proyecto, presentado incluso como la versión chilena de High School Musical. Jóvenes de entre 13 y 15 años que acuden a una especial academia de canto y baile, que al más estilo Rojo, y contra toda norma tradicional académica, "elimina" a quienes obtengan las calificaciones más bajas en sus exámenes. La idea puede parecer extraña, pero al mezclarla con un amor adolescente, puro y simple como el que todos tuvimos o quisimos tener en la niñez, la balanza se compensa. Es cosa de ver la serie acompañada de un niño. Su cara de "yo quiero ser el protagonista" refleja los sentimientos que provoca en sus seguidores. El problema, sin embargo, más que por los pequeños actores, pasa por la edición, que a veces cansa o que no permite llevar un ritmo más rápido. Pese a ello la serie atrae y así lo corroboran las miles de visitas, por desconocido que suene, que recibe el portal del show. Además las canciones y bailes fomentan el pronto lanzamiento de su disco.
En definitiva historias pequeñas para negocios grandes, pues no olvidemos que tras la inocencia y sencillez de estos programas se alzan los intereses de las grandes empresas. No obstante es grato ver que los niños se toman la TV y que ellos también merecen el horario prime. En la diversidad está el gusto y si no le agrada simplemente cambie de canal....
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